colocho
We pull up on a redhead hottie Abby, and Sheem is in love. I can barely run game on her without Sheem interjecting how beautiful and hot she is. He is lucky the money talks more than him, as I was able to get her on the bus to show us her tiddies. Sheem kept going on about how strong he was, so I bet Sheem he couldn’t rip Abby’s leggings. It took some convincing but she was willing to let him try. Sheem eventually got them ripped wide open exposing all of Abby’s asshole. She was not wearing any panties. She was a little embarrassed, and then Sheem pointed out her pussy was dripping wet. Abby admitted the whole thing was turning her on, I told her I would give her 500 to let Sheem eat her pussy. She happily agreed and that sent her over the top. She told Sheem its time for her to return the favor. So, she sucked his dicked like it was her job. The two both now smitten with each other began to fuck so hard I thought the van was going to come apart. Sheem after beating her pussy like it was a fight, came in her mouth. We didn’t have time to get Abby some new pants so I gave her Sheem’s when we dropped her off. A parting gift from the love-struck man.
Pasamos a Abby, una pelirroja, y Shim, que se están enamorando. Difícilmente puedo jugar con ella a menos que se interponga en lo hermosa y sexy que es. Lucky porque su dinero era más importante que ella porque pude subirla al autobús para que nos mostrara sus cosas. Shim siguió hablando de lo fuerte que es, así que apuesto a que no podría romperle las mallas a Abby. Me tomó un tiempo convencerla, pero ella estaba dispuesta a dejarlo intentar. Shim finalmente logró abrirlos, dejando al descubierto todo el trasero de Abby. No uso ropa interior. Estaba un poco avergonzada y luego Shim señaló que su coño estaba mojado. Abby admitió que todo el asunto la conmovió y le dije que le daría 500 dólares para que Shim le comiera el coño. Ella aceptó gustosa, lo que la emocionó. Le dijo a Shimi que era hora de devolverle el dinero. Entonces ella le chupa la polla como si fuera su trabajo. Los dos ahora estaban enamorados el uno del otro y comenzaron a meter la pata tan fuerte que pensé que la camioneta se iba a romper. Después de golpear su coño como si fuera una cerilla, entró en su boca. No tuvimos tiempo de comprarle pantalones nuevos a Abby, así que le di los pantalones de Shima cuando la dejamos. Un regalo de despedida de un hombre enamorado.
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